A través de la alambrada
de mi boca
tus besos tienen el sabor
de la libertad.
Hija, si en algún momento,
mientras estás ocupada en crecer
-dura y lícita tarea-
puedes mirarme a los ojos
hazlo.
No te dejes las preguntas
para cuando sea la misma voz
la que cuestione y la que responda.
Mira que en esta familia
tenemos la dolorosa costumbre
de conocernos mejor de muertos.
Ana Perez Cañamares (poeta con cicatrices, Madrid, España)
No hay comentarios:
Publicar un comentario