Disculpen, llego tarde otra vez. Tanto ruido, tanto gusto.
Discutiendo con la melancolía que se cuelga de las agujas del reloj con el que me despierto cada mañana, el mismo que miro antes de dormir para fijar la hora en mi sueño.
Corriendo se llega cansado
y si al final hay un sofá, genial
pero si hay un banco escolar
mejor, volver a rodar
Leticia Sofiro letisofiro@hotmail.com
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